Nadie debe cometer la misma tontería dos veces, la elección es suficientemente amplia.

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Se preguntaba si ellas sabían besarte con cariño o sólo con pasión. Porque es que ella había sabido hacerlo de ambas formas, si recuerdas. Al mismo tiempo, si cabe. Se preguntaba si aguantarías mucho tiempo andando por el suelo, o si te cansarías pronto. Por si acaso dejaba abierta la ventana para que entrases. Se preguntaba si alguna de todas te había sabido mirar como ella lo hacía, si bien, lo dudaba bastante, fuera modestias. Se seguía preguntando, después de un tiempo, si de una vez dejarías de mirarla desde el pavimento, pero como vió que ese día no llegaba, cansada, se dispuso a caminar también por allí, sólo que en distinta dirección; y, cuando volvíais a cruzaros la ventana ya no estaba abierta, se había cerrado de golpe. Se vió ahí, apartando piedras, pretendiendo considerarte una de ellas, a la vez en todos lados y en ningún lugar. Ahora la cristalera resulta infranqueable. Se duda que se ponga la escalera. 

Lara.