lunes

Quema el mundo antes de que te queme a ti.

Todos somos dos personas: la que el mundo necesita que seamos... 
Dócil... 
Y la sombra
Ignórala y la vida sólo será un sufrimiento

AHS: Hotel

sábado

El hombre llega mucho más lejos para evitar lo que teme que para alcanzar lo que desea.


I've still got a lot of fight left in < me >

Dicen que las noches de verano son las mejores. Es cierto, en parte. Puedes disfrutar de un vestido de gasa y de unas cañas a la intemperie sin miedo a quedarte sin voz. O de ponerte de algodón de azúcar hasta las orejas, o de caipiroskas en una terraza. Sin embargo, no estoy de acuerdo sobre esa total predilección. Hay noches, como la de hoy, que tienen algo especial, algo fantasmagórico. Y es Otoño, esa gran olvidada, quien nos las regala. 

Desde un mirador contemplas la ciudad y te apetece tocar cada punta de los edificios, cada farola que ves a lo lejos, creando la silueta de la bahía. El mar sereno, con ese característico color azul petróleo. Y la sensación que ese ambiente que os estoy describiendo transmite, solo la puedes apreciar en una noche de Otoño, con un fular manta alrededor del cuello, lágrimas de frío en los ojos y un abrigo largo. Y con una conciencia tranquila. Paseando con las manos en los bolsillos mirando la luna de refilón. Una luna menguante de octubre tapada levemente por neblina. Aprovechando el equilibrio de la atmósfera para imaginarte todas las historias que pueda haber detrás del escenario. La de la señora de ese edificio que hace la cena. La de ese chico que pasea a su perro. La de los pescadores que están en la barca esperando.

Pero, creo que se te está escapando algo. ¿Acaso estás mirándote a ti? Ahora que ya tienes tu guión estudiado y todos tus elementos escénicos colocados, ¿a qué esperas para abrir el telón

Lar-

miércoles

Curar las heridas y seguir adelante no es fácil, pero es el camino.



Los radios de la bicicleta se difuminan hasta verse a través de la rueda, mientras da vueltas al asunto a la misma velocidad.

Y, es que, quizá, elegir un camino no significa rechazar otro, sino preferir el primero. El rechazo es la consecuencia de esa elección, no la causa. Escoger un camino es tener que seguir por él, teniendo en cuenta que, aunque cojas otros desvíos, nunca volverás a ese camino principal. Es ser consecuente y saber que no hay vuelta atrás. Porque las elecciones construyen tu vida y para poder acceder a otras puertas, tienes que cerrar las que dejas atrás. Lo que pasa si no lo haces es que, al intentar abrir la puerta presente, una corriente cerrará las dos y tendrás que salir por la ventana. Y es que en la vida es más útil seguir que salir a trompicones. Es por esta razón por la que tan necesario es cerrar ciclos. Nunca vas a disfrutar de los nuevos si no decides cerrar esos antiguos. Y, aunque pienses a menudo en esa habitación, una vez has decidido cerrar la puerta, ya quedará blindada, no intentes volver a acceder a ella, quédate con los buenos recuerdos que te dio. Para intentar entrar, tendrías que echar la casa abajo y, piensa detenidamente, ¿merece la pena volver?
Podrás apreciar esa nueva senda cuando interiorices la responsabilidad de haberla elegido. Y te enfadarás contigo mismo, o al menos espero que lo hagas, por haber mirado durante tanto tiempo atrás.

Sólo cuando aparece un coche, y tiene que apretar el freno, haciendo derrapar la rueda de detrás de la bicicleta, se da cuenta de hasta dónde ha llegado. Y de lo que le queda por delante

viernes

Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario.


- ¿Por qué alguien pintaría un cuadro de una puerta una y otra vez, docenas de veces?
- Pero no era el mismo.
- Eh... sí. Lo era.
- Era el mismo sujeto, pero cada vez distinto. La luz era diferente. Su humor era diferente. Ella veía algo nuevo cada vez que lo pintaba.
- ¿Y eso no te parece una locura?
- Bueno, entonces, ¿por qué deberíamos hacer algo más de una vez? ¿Debería fumarme sólo este cigarrillo? Quizá deberíamos tener sexo sólo  una vez si es lo mismo.
- Guau, no
- ¿Deberíamos contemplar sólo una puesta de sol? ¿O vivir sólo un día? Porque cada vez es algo nuevo. Siempre es una experiencia distinta

Breaking Bad

domingo

Recuerda que nada será tan bonito como esperarlo y nunca serás tan feliz.

El equilibrista se cayó y se estampó contra el suelo.
Los locos y los niños nunca trabajamos con red
Pero tengo que reconocer que al menos cuando sufres no crecen las anémicas florecillas del hastío, y la vida duele, pero es interesante.


Mi color favorito es verte
Pilar Eyre

La vida te da las opciones. Tú tomas las decisiones.

¿Sabes por qué el parabrisas es más grande que el retrovisor?
Porque el camino que tienes delante es más importante que el que dejas atrás.
Desde una esquina del patio, sentada con las piernas cruzadas y con un libro de cuentos abierto en las manos, observaba a dos niñas que estaban en la escalera haciendo figuras con un hilo. Se turnaban la una y la otra, siguiendo la figura anterior para crear la siguiente, hasta que finalmente se rendían por no saber continuar. Cuando volvió la vista hacia el libro para continuar con su lectura, empezó a oír bullicio de fondo y levantó la cabeza. Lo que quedaba de la tranquila escena anterior era una de las niñas con los hilos hechos un nudo y la otra agarrada de los pelos de quien había provocado esa situación. Y es que, cuando no se soporta el disfrute ajeno, no se encuentra otra forma de demostrar la envidia que estropeando ese momento. 
Y los hilos que conectan nuestras vidas es lo que tienen. Durante el tiempo que se permite, forman figuras. Y cuando algo falla, se enredan. O los enredan. Pero después se pueden desatar, porque en esta vida sólo es demasiado tarde cuando las cosas son definitivas, y siempre tendemos a buscar la reconciliación. Lo que sucede es que no siempre las cosas se pueden arreglar y, llegado ese momento definitivo, los hilos no aguantan más enredos y se rompen
Hay que saber distinguir cuándo los hilos están enredados y cuándo están retando a los límites de la resistencia, para, en su caso, poder liberar de tu camino las maletas inútiles. Para qué cargar de más si la vida es el viaje en el que más ligeros de peso tenemos que ir, ¿no crees?

Click to say i'm crazy...
Lar-

Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.


Porque no hay nada más bonito que la manera en la que el mar se niega a dejar de besar a la orilla, a pesar de la cantidad de veces que le obligan a alejarse

—S. Kay 

Fuiste primavera en este invierno.


Echando a correr entre los árboles, saltando sobre las ramas caídas y, de vez en cuando, pisando alguna que otra piña, llego hasta ellos. Se ven tan mayores y, a la vez, tan eternos... Y dándoles la mano al llegar, les sonrío, mientras él mete una bolita de eucalipto en uno de mis bolsillos. Nunca imaginé que querría congelar el tiempo en ese momento. Supongo que cuando eres pequeño no piensas que las cosas se acaban y que nadie se queda aquí, al final.
La vida, dicen.
Y ahora esa nostalgia. Tienes tantas ganas de volver... Y no puedes. Y, aunque siempre hay que seguir hacia el frente, no por ello se deja de mirar atrás. En ese instante de duda, mira a tu lado y verás un reloj de arena, que representa el tiempo del que dispones. Siempre es necesario echar la vista atrás. Pero la arena sigue cayendo. No tires ni un segundo de tu tiempo porque, cuando te quieres dar cuenta, todo lo importante lo has dejado atrás y es ahí donde no vas a querer parar de mirar. Sé responsable del tiempo que tienes, para poder seguir dando cada paso con el orgullo de no haberlo desperdiciado.
Lar-

martes

Las desilusiones te hacen abrir los ojos y cerrar el corazón.

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Patino por el hielo con un gran gorro de lana sin mirar a los lados. Con los pensamientos amontonados en mi cabeza. Inconsciente, voy cogiendo más y más velocidad, pero no importa, a esas horas ya nadie baja al lago. Las luces tenues que iluminan el paseo se empiezan a encender con la caída del sol y ya no se ve el parque con claridad. Y con la sensación de estar en un desierto noto cómo se resquebraja el suelo bajo mis pies. Y de repente pienso que la única forma de salir de ahí es seguir patinando. Más rápido, con las ideas dispersas, con las mejillas rojas y los ojos llorosos. Más rápido, dejando atrás el hielo roto,  con nieve en las pestañas y la oscuridad creciendo a mi alrededor. Y, sin embargo, la grieta me persigue y yo sigo patinando y las imágenes como filminas en mi cabeza, aturdiéndome cada vez más intensamente. Y, me doy cuenta que seguir ahí no me va a alejar del suelo roto, que me voy a caer al agua como no deje la parte central del lago. Si me quedo en el centro, me caeré al agua y moriré de hipotermia. Si me alejo, me salvaré. ¿Quiero realmente salvarme? ¿O prefiero esperar? Al fin llegando a la orilla y, con la sensación de estar segura, los patines me juegan una mala pasada y empiezan a descender la cuesta y en un burdo intento de salir, me vuelven a atrapar las grietas y finalmente caigo al agua. Y no había terminado de reaccionar cuando noto una mano en mi brazo que me arrastra. Estoy en la orilla, pero, ¿acaso estoy a salvo? Quizá con una lobotomía

Dos caras de una misma moneda
Lar