sábado

Dale a tu hijo una idea constructiva, y lo habrás enriquecido para siempre.

Click to listen.

Si algún día llegas a leer estas palabras, quiero pedirte unos minutos de tu tiempo... para tratar de explicarte.
No puedo pedirte que te enamores de un extraño, eso es absurdo; pero, quiero pedirte que, al momento de entregar tu corazón, lo hagas a sabiendas de que quien está a tu lado, es un hombre que sabrá amarte y apreciarte por la mujer que eres.
Quiero pedirte, que te enamores de un hombre de verdad; uno, que te persiga con la mirada, como un león hambriento; y que, se pierda en el brillo de tus ojos, aún en la oscuridad. Enamórate de un hombre, para el cual tú seas la única mujer en este mundo; y, que sea capaz de construirte un castillo, aunque solo tenga un lápiz y papel.

No puedo pedirte que te enamores de un hombre que lo haga todo; sin embargo, te pido que te enamores de un hombre que esté dispuesto a hacerlo todo por ti.
Quiero que te enamores de un hombre con la suficiente hombría para cocinar por las noches, o cuándo estés cansada. Un hombre que pueda coser un botón de tu blusa favorita, para que puedas llegar a tiempo a esa reunión; y, por qué no, que te diga al oído que: todo estará bien.
Enamórate de un hombre que valore a Dios, a la familia y los amigos. Pues en la vida, necesitará de todos ellos. Y, si es un ladrón, procura que te robé solo algunos besos; pues, ya te habrá robado el corazón.
Quiero que te enamores de aquel que acaricie tu rostro y juegue con tu pelo, así sabrás que su mente está solo contigo. Cualquiera puede decir un “te amo”; pero, el amor se demuestra cada día, y en los pequeños: “te quiero”...
Quiero que te enamores de un hombre que procure llenarte de alegría; y que te haga sonreír, aún en tus días más difíciles. Enamórate de aquel hombre, que no se aproveche de ti, ni aún en tus momentos de vulnerabilidad. Un verdadero hombre te respetará, incluso, cuando tú no quieras.
Enamórate de un hombre que no haga alarde de los bienes que tiene; sino, que sepa apreciar y valorar todo aquello que ha vivido, las personas con las cuáles ha compartido y las experiencias que en la vida ha acumulado.
Enamórate de alguien a quien le guste cocinar y ejercitarse, así tendrás la excusa perfecta para comer tus caprichos; y luego, pasar el tiempo juntos: “quemando esas calorías”. Quiero que te enamores de un hombre que esté dispuesto a llevarte la contraria; y, que tenga un punto de vista distinto al tuyo. Así, en la salud, la distancia o la enfermedad, sabrás que siempre podrás contar con alguien que estará a tu lado: a pesar, de cualquier diferencia.
Enamórate de un hombre que te tenga presente a cada momento del día; y, que te llene la vida de detalles. Un hombre, que jamás te oculte lo que siente; y te diga, lo que necesitas saber. Quiero que te enamores de alguien que sepa escucharte, aun en el sórdido silencio del olvido.
Enamórate de un hombre que sea libre, que sea tuyo; que te ame, y que se deje amar por ti. Enamórate de alguien que, aunque no sea yo, te haga feliz.
Al final, si aún no has comprendido, eres tan digna de este amor tan tuyo y tan mío, que aquél de quién te enamores sabrá, que: sólo un hombre de verdad, es digno de ti.
No te conformes con menos...
Nunca bajes el listón de lo alto.
Te lo dice un hombre enamorado de ti. 

Te amo

Tu padre

Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos.

Mi pequeño Oslo.

Pues ahora que las cosas se han calmado un poco, aquí vengo yo a dar guerra. Creo que empezaré por el principio, ya que, al hacer un artículo de opinión (o como esto se llame)  todos sabemos que primero hay que informarse (¿o no?), sobre todo si una es lega en la materia.

Todo empezó allá por 1976 en el Congo, cuando un murciélago sinvergüenza, el animal huésped, es portador del Virus Ébola y alguna persona, o chimpancé, o antílope enreda con él, bien vivo, bien muerto. La cuestión es que por el contacto del humano con la sangre, tejidos, secreciones o fluidos corporales del sinvergüenza o de los animales portadores termina contagiándose, la antropozoonosis. Entre las personas se propaga de la misma forma, a través de contacto directo.

La antropozoonosis es, por tanto, el contagio de animales a humanos, que es de bastante importancia estudiarla en la epidemiología de las enfermedades infecciosas humanas. Respecto a esta patología específica, en un estudio científico en Gabón, en donde se habían registrado casos humanos del Ébola, se investigó una muestra de perros silvestres que llegarían a comer animales salvajes posiblemente infectados, los cuales presentaron estudios serológicos del 32% positivos a anticuerpos específicos contra el virus en cuestión. Dichos estudios llegaron a la conclusión, en el año 2005, de que los animales domésticos pueden por lo tanto infectarse y excretar el virus durante un período determinado para cada especie animal, convirtiéndose así en una fuente de infección para los humanos. Es muy necesario evaluar el papel de los perros domésticos en las epidemias de la enfermedad y poder así controlarla, según el Instituto de Investigación para el Desarrollo de París. Como dato.

Hay cinco tipos de variedades del EVE y el brote actual ocurrió en diciembre de 2013, pero fue el 21 de marzo de este año 2014 cuando el Ministerio de Salud de Guinea lo anunció. Tiene un índice de letalidad muy alto, que puede llegar al 90%. Este último brote ya ha matado a 4.000 personas. Vamos, que la cosa parece ser seria.  

Entonces aparece el tema del sacerdote Pajares. Este señor de 75 años, llevaba ya 18 años entregado a las misiones y los enfermos, y fue el primer nacional contagiado por el Ébola en septiembre. Con un poco de información del  Ébola por aquí y un poco de politiqueo por allá, quién sabe qué intereses, o quizá por pensar en la buena obra que sería hacerlo, se decidió repatriarlo a España, corriendo el Gobierno con los gastos que ello supone, donde, tras unos días falleció. Lo mismo ocurrió con Manuel García Viejo. Como opinión, sabiendo en qué momento de la enfermedad estaban, y sin olvidar que son misioneros y que saben qué riesgos tiene eso, ¿no habría sido menos egoísta decir “ey, que me quedo aquí, que mi misión principal es ayudar... Que, total, voy a morir igual porque no hay cura y así no tenemos que mover a todo un país con el peligro que tiene el tema”. Pero, oye, que igual soy una egoísta desalmada .

Ahora bien, al traer a los misioneros, tuvo que haber un equipo médico a su cuidado. Entre otros asistentes, estaba Teresa Romero. Cuando esta señora empieza a temer el contagio, porque tenía fiebre, la dicen que como el protocolo fija que hasta 38,6º, no hay que alarmarse la mandan para casa. Todo muy profesional. Una persona que ha tratado a los enfermos con Ébola y que empieza a tener los síntomas de la misma, la cogen y la dicen “Bah, muchacha, qué exagerada, no te preocupes, que seguro que es un catarro (palmaditas en la espalda)”. Una semana después, Teresa, ya mosqueada llama porque empieza  a sentir los síntomas de la enfermedad, ya la hacen la prueba y da positivo. Y se entera por la prensa. Repito, profesionalidad al poder.

Poco después el doctor de Teresa dice que un guante infectado le tocó la cara. Quizá fue un poco imprudente. O tuvo mala suerte. A lo mejor yo me habría lavado la cara con lejía. Y a lo mejor no habría servido de nada. Paranoica estaría, eso seguro. Sí, e hipocondríaca perdida. Serán cosas mías.

Al día siguiente, el marido, muy majo él, aislado por precaución, hace un vídeo informando de que la Consejería de Sanidad de Madrid quiere sacrificar a su perro, Excalibur. Como si fuera gratuitamente. Llamadme loca por esta opinión pero, ¿tienes a tu mujer con una enfermedad por la que lo más seguro es que fallezca y pides ayuda para que no sacrifiquen a tu perro? Muy afectado, te noto. Ah, y que quieres que le salven… porque tu mujer ha estado un mes fuera y no ha tenido contacto con él. Espera, no. Que es que vive con ella. ¿Tú eres masoca? ¿Quieres ser el siguiente? Y aquí es cuando las protectoras de animales se lavan las manos. "Malditos sanguinarios sin corazón". "El pobre perro". "Que no tiene la culpa "(¿La culpa? ¿La tiene el misionero? ¿La tiene Teresa? ¿La tienen las cuatro mil y pico personas que han muerto por el Ébola? En fin). "Es que no son capaces ni de hacerle las pruebas para ver si está contagiado". "Que le hagan las pruebas y le pongan en cuarentena"  (pero vamos a ver, alma de cántaro, que  es un animal, ¡que no se sabe cómo se va a desarrollar la enfermedad si es que la tiene! Me remito a los estudios en Gabón, hasta que los anticuerpos entren en funcionamiento ese animal puede contagiar. Espera, ¿Va a contratar el Gobierno un veterinario-médico especializado al cuidado de un perro en cuarentena por esta enfermedad? Ah. Y que luego paguen ese gasto los ciudadanos. Si es cierto que sirve para la investigación así tendría que haber sido. Y si no, se me ocurre algo mejor, que hubiera venido Leroy y se lo hubiera llevado para hacerlo). Cuestiones que han mutado en "no hay que matar al perro porque es importante para la ciencia". En qué quedamos, entonces, ¿en que no le matamos por ser un perro o porque es importante para la ciencia?

A todo esto,  quiero dejar clara cristalina una cosa: yo no defiendo la gestión del asunto de Ana Mato, que por supuesto ha sido desastrosa. Pero no mezclemos. No creo que intente ocultar su incompetencia con el sacrificio del perro, porque habría sido intentar tapar el sol con un dedo. Solamente pienso que, ya que había gestionado de esa fatal manera tanto el traer al misionero como la supuesta falta de protocolo en el tema, y se ha contagiado una persona, querrá arreglarlo erradicando el problema de raíz, sacrificando al pobre perro, que no tiene la culpa de nada, ni de tener la dueña que le llevó a la muerte, ni de que su dueña se hubiera contagiado, ni de que hubieran traído de África la enfermedad, ni de que ésta exista. Una pena el pobre animal. Pero es algo que era necesario que se hiciera.

Lo que más me preocupa de todo es la hipocresía de esta sociedad, movilizada por Excalibur. Por un perro, señores. Todas esas buenas personas que pedían que a los misioneros les dejasen en África, para que no trajeran la enfermedad, piden que no maten al perro que seguramente la tuviera. Me llamarán pérfida y despiadada. Que no lo comprenderé porque no tengo un perro. He llegado a leer hasta que es muestra de “falta de educación”, paradójicamente, el  no pensar como ellos. Cuánta tolerancia. Debo de ser lo peor, sí, pero desde que existe este último brote, han fallecido cuatro mil personas. Personas. ¿Leéis? En África, claro, igual por eso no notáis tanto ese número… Pero personas. Quiero pensar que esta locura ha sido fruto de la alarma social y que esas opiniones han salido por el miedo y la indignación con la ministra. Por pensar bien, digo. Y creer que todavía sois personas.

Lar-

La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo.

Cara's rules.  >>Click<<

No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias.Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer asíPorque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no... De ella, de una mujer así, JAMÁS se regresa.


Martha Rivera Garrido

Se había convencido de que podían ser felices cuando ya no era probable que volvieran a verse.

- Pero, ¿por qué te empeñas en convencerme de que siento más de lo que reconozco sentir?
- A esa pregunta no sé cómo responder. A todos nos gusta instruir, aunque sólo podemos enseñar lo que no merece la pena saberse. Perdóname; y, si persistes en la indiferencia, no me hagas tu confidente
Orgullo y prejuicio
Jane Austen

martes

Las personas dañadas son peligrosas porque saben que pueden sobrevivir.

Stay strong.  >>Click aquí <<

Qué mal nos queremos. Qué mal andamos de cariño del bueno. Qué poco nos paramos a darnos lo nuestro. Y ya no digamos lo de los demás. Qué pronto se acabó lo que se nos daba, si es que se nos dio. En este déficit emocional globalizado y transnacional no existen ya ni clases medias ni clases altas, aquí todos somos mileuristas de un amor hipotecado, aquí todo el mundo es un sin techo de amor del que duele cuando sana, amor del de verdad.
Y todo por querernos mucho, muchísimo, sí, pero mal, con lo cual acaba siendo peor el remedio que la enfermedad. Porque cuando algo es malo y sin embargo escaso, no hay que preocuparse demasiado, es mucho más fácil de evitar, y ya no digamos de erradicar. Pero si encima te lo profesan en cantidades industriales, si hablamos de una pandemia a nivel mundial, inténtate tú escapar. Es imposible. Y así nos va.
Qué mal nos queremos. De verdad. Existen quereres de los que damos por descontados. Su único gran defecto es que siempre estuvieron ahí, sin pedir nada a cambio, sin hacer demasiado ruido y tampoco hubo que hacer mucho para currárselos. Es el querer de una madre, sí, pero también cualquier amor que llegue demasiado pronto, demasiado fácil, demasiado incondicional, ése que cuando te vienes a dar cuenta de que lo tenías, te giras y ya no está. Y es entonces cuando empiezas a echarlo de menos. Cuando ya es tarde. Cuando ya no se le puede corresponder… ni apartar.
Y es que no sé si lo ves, pero mal, nos queremos un rato. Mira el amor propio, el amor a uno mismo. Ése que alguno confunde con soberbia o prepotencia y a otros les da vergüenza manifestar. La gente aquí no tiene punto medio: o se pasa de frenada, como es mi caso, o en su vida no lo llega ni a probar. Esta última es la humildad mal entendida, la que te divide día a día como individuo y te apaga como una vela en medio de esta tempestad a la que llamamos rutina. Lo necesario que es pasar más tiempo con uno mismo, para poder pasarlo con los demás. Lo difícil es encontrarle el punto, apretarle a la vida, exigirle siempre un poquito más. Conocer los propios límites y ponerlos cada día a prueba, y comprobar que cuando tú te acercas, siempre se acojonan y acaban refugiándose un poco más allá.
Y así no es de extrañar que haya gente que se quiera tan flojo. Nos enamoramos y hacemos ver que nos da igual. Vayamos poquito a poco, no te vaya a soltar un te quiero demasiado pronto, no nos vayamos a precipitar. Como si esto que te sale del corazón fuese agua del grifo. Ahora lo caliento, ahora lo enfrío. Ahora le doy a chorro. Ahora gotita a gotita y no más. Y el día menos pensado se te olvida quitar la llave de paso y te encuentras flotando empapado en medio de tu propia soledad. Uno no elige cuándo ni de quién se enamora, como tampoco se puede elegir la velocidad. Falacias que nos contamos a nosotros mismos, tratando de convencer a un amigo que ya hace tiempo que ni nos cree, ni nos ha dejado de escuchar.
Dentro de este ramillete improvisado de amores nocivos, no podíamos olvidar los que encuentran placer simplemente en hacerse daño. Los yonkis de la intensidad. Es difícil llegar a admitirlo, pero algunos lo consiguen. Y entonces qué. Porque destruirse es como acariciarse: por muy bueno que seas contigo mismo, siempre hay alguien que lo hará mucho mejor por ti. Aunque sea porque llega adonde tú no llegarías jamás. Y es que nadie me hiere como tú.
Qué mal nos queremos cuando quererse es atraparse, meterse en una urna y verse marchitar. Entramos en el mundo de los reproches, de las libertades fingidas, del tú verás, del te quiero tal como te imagino. 'T'estimo, ets perfecte, ja et canviaré'.
Y para terminar, para que nadie se sienta excluido, aplaudamos la inmensa horda de amores pantalla. Los que lo son de cara a la galería, porque a nadie se le ocurre nunca profundizar. La cantidad de parejas que cenan siempre en silencio. Parejas que si se cuentan el día, lo hacen como quien repasa sin hambre la carta. Parejas que han olvidado que el hecho de hablar no tiene nada que ver con el acto de comunicarse. Para lo primero basta con mover la boca y emitir fonemas. Para lo segundo, además, hay que mover el corazón. Propio y ajeno.
Y hablando de ajenos.
Por muy mal que nos queramos todos, jamás olvides que siempre estarán peor los demás.
A que sí, cariño.

Risto Mejide
http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/que-mal-nos-queremos-3517430




lunes

Silenciosa como una sombra, ligera como una pluma.

¿Qué le decimos al dios de la muerte?
Siguió la pared sin apartar la mano, con pasos cortos y deslizantes. «Todos los pasillos llevan a alguna parte. Si hay una entrada, hay una salida. El miedo hiere más que las espadas»
Arya, Juego de tronos.

martes

Las mejores cosas son las que no se pueden controlar.

-Tenía que publicar este borrador-
Click to travel into the past.


Si ya sé que antes molaba. Tú también, no creas. Hacías que fuera distinta a todo lo que era. Mis amigas siempre me dicen que debería mandarte a la mierda. Nunca he sido de hacerle mucho caso a mis amigas. Puede que ahora sea de otra forma, no lo niego. Pero no tengo la culpa. No me gusta tirar piedras y que sean mis cristales los que se rompan, ni me gusta intentar abrazar a alguien que sale corriendo cuando me ve. Siempre he tenido ganas de susurrarte al oído todo lo que me pasa cuando te veo, pero no me atrevo. Sí, ya ves, puedo estar haciéndote reír durante horas y cuando se trata de mandar escalofríos me vuelvo inútil. Las cosas son un poco diferentes. Ya no sé cuando te has cortado el pelo, ni puedo mirarte de reojo sin que te des cuenta. Ahora no quiero perseguirte para poder abrazarte de verdad. Bueno, sí que quiero, pero no lo puedo admitir delante de ti. Ahora solo quiero que pienses que no me importas, aunque sí que me importas


jueves

A veces es una mera cuestión de tiempo. Hay que encontrar a la persona adecuada en el momento oportuno.

Recorrí la orilla de un extremo a otro diez veces por lo menos, mientras la esperaba. Tenía miedo de que se hubiera caído al agua. Encariñarse con alguien es muy peligroso. Es increíble el daño que puede hacerte. Ya sólo el miedo a perder al otro es muy doloroso. Antes nunca se me habría pasado por la cabeza siquiera.
El pequeño ladrón de sombras
Marc Levy.

domingo

Un animal herido siempre es mucho más peligroso.


Es común, entre nosotros, los mortales que aún quedamos provistos de sentimientos, el hecho de echar de menos. Entre nosotros. Todo empieza en un último adiós, una despedida esperando que no sea la última y creyendo claramente que no va a serlo. Pero lo es. Y en ese momento todo resulta menos llevadero, más difícil. Llega esa época del año, esa situación, ese pueblo, y a ti te faltan esas personas. Esas personas que amenizaban hasta la más tediosa conversación. Y, el año uno "después de",  llegas a la playa y te dices "¿no falta aquí algo?"; sales de fiesta y en tu cabeza suena "¿y con quién pido ahora cigarrillos?"; estás en el grupo riéndote y piensas "¿por qué tuvo que ocurrir esto, o esto otro?". Y cuando hablas con esas personas (si es que tienes la posibilidad de poder materializar esa charla, se alinean las constelaciones y las ganas), las conversaciones se convierten en recuerdos. Al fin y al cabo en lo que más nos cuidamos es en no olvidar por qué echamos de menos. Esa sensación de vacío aparece, y al principio parece como que molesta. Porque no duele, molesta. A veces, claro. Otras duele tanto que no te permites el lujo de hacerlo. Gracias que somos unos autodidactas en cuanto a los desprovistos de sentimientos e imposibles, y terminamos llenando ese hueco para hacer el castillo de arena en la playa con los que vienen después. Que nadie habla de ellos, pero suelen ser los héroes que nos sacan de ahí para decirnos "¿hacemos el castillo otra vez?". No dejemos que nos despojen de emociones, porque nos hayan echado de menos más que de más. Siempre hay tiempo para reconstruir de nuevo el castillo.
~Lar

lunes

Tenemos que grabar nuestros recuerdos, congelar estos instantes.


Recordó lo que su padre le había dicho un día: "no hay nada imposible; tan sólo los límites de nuestra mente definen determinadas cosas como inconcebibles. Muchas veces es preciso resolver varias ecuaciones para admitir un razonamiento nuevo. Es una cuestión de tiempo y de los límites de nuestro cerebro. Realizar un trasplante de corazón, hacer volar un avión de trescientas cincuenta toneladas y caminar por la Luna ha exigido mucho trabajo, y más imaginación aún. Así que cuando los sabios más sabios afirman que es imposible trasplantar un cerebro, viajar a la velocidad de la luz o clonar a un ser humano, yo me digo que en definitiva no han aprendido nada de sus propios límites, los de considerar que todo es posible y que se trata de una cuestión de tiempo, el tiempo de comprender cómo es posible."

Ojalá fuera cierto
Marc Levy

Y borrar de su rostro la tristeza que leía a veces en sus ojos, esa que me retorcía el estómago.

Desde que se marchó, ya no voy a pasear por el antiguo cobertizo. Me he dado cuenta de que también los lugares tienen sombras. Los recuerdos los habitan y te hacen ponerte nostálgico como te acerques demasiado. 

El pequeño ladrón de sombras
Marc Levy

viernes

No te podrás bajar... aunque quieras.


De repente se detuvo, al ubicar mentalmente aquella situación. «Es como estar metida dentro de una fotografía -pensó-. Atrapados en un momento en el tiempo.»

El último pasajero
Manel Loureiro

martes

Todo el mundo va a la suya, salvo una o dos personas en tu vida.


"Jamás ha dicho nada de forma clara. Es por ello que no debías fijarte en qué preguntaba, sino en lo que no decía. Siempre había un motivo oculto en las cuestiones que te  formulaba"

Brújulas que buscan sonrisas perdidas
Albert Espinosa

Real or not real?


Sin embargo, estoy aquí, atrapada no sólo por las paredes del aerodeslizador, sino también por la misma fuerza que ata a los seres queridos de los moribundos. A menudo los he visto reunidos en torno a la mesa de
nuestra cocina y he pensado: «¿Por qué no se van? ¿Por qué se quedan a mirar?». 
Y ahora lo sé: porque no les queda otra alternativa.

Los juegos del hambre

It's time to make yourself proud and everyone else a little nervous.

If I wanted I could destroy everything.
But I'm a good girl
Hay personas que piensan que se vive por etapas. Otras dicen que evolucionas, que maduras. Quién sabe. La realidad es que, sea como sea, con el paso del tiempo, cambias. En ocasiones, echar la vista atrás puede producir ciertas nostalgia, pero otras muchas también desasosiego. Por eso es importante vivir en el presente. Porque a pesar de lo que dejas, sabes por qué actualmente estás en el lugar en el que estás. Porque quieres. Porque de la evaluación, los daños resultaron desmedidos. Y de nada sirvió tanto sensacionalismo en cada palabra. "Sin querer", "por vergüenza", "sin tiempo". Esas expresiones y otras muchas para excusar. Para obviar tanta... Para obviar lo evidente, lo que no se quiere ver. 
De esto lo que quiero decir es que no se está de casualidad ahí. Que no acabaste ahí sin razón. Que ese azar no existe. Repito. Estás ahí porque quieres, sin excusas, ni victimismos. Como lo está él, como lo estoy yo, como lo está ella, y aquel y el de más allá. Y como está todo el mundo. Las consecuencias de tus actos. Acuérdate.
Qué sabio es el tiempo. Que te da la recompensa de, tras mirar atrás, volver la cabeza al frente y levantar la barbilla, sonreír con ironía y regocijarte de lo que te has liberado. Vive el presente. Viva el presente. Viva la libertad del ahora.
Lara