sábado

Se había convencido de que podían ser felices cuando ya no era probable que volvieran a verse.

- Pero, ¿por qué te empeñas en convencerme de que siento más de lo que reconozco sentir?
- A esa pregunta no sé cómo responder. A todos nos gusta instruir, aunque sólo podemos enseñar lo que no merece la pena saberse. Perdóname; y, si persistes en la indiferencia, no me hagas tu confidente
Orgullo y prejuicio
Jane Austen

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu huella para alimentar la publicación de entradas :)