domingo

Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.

La vida puede cambiar cada vez que respiramos.

-¿Ves por qué estoy mal de la cabeza? - rió ella, alzando la copa de vodka - Porque siempre fui la que disfruta de cada una de las putas locuras que el mundo tenía reservadas para mi. Vivo entre botellas de vodka, tacones altos y besos que no siento. Daría mil argumentos para morir ahora mismo pero, querido desconocido, aquí a tu lado, con este vodka barato , tengo mil y un argumentos para seguir viviendo.
- Entonces, ¿me dejas enamorarme?
- Ni se te ocurra, querido, ni se te ocurra.




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