miércoles

Me encanta que en vacaciones tengamos ocasión de ver a gente con la que no podemos compartir tantos ratos como quisiéramos.

Y lo que más he echado de menos este verano no ha sido ya el sol, sino el celaje a las diez de la noche contemplado desde la terraza, conversando sobre futuros proyectos en la finca, y oliendo aún a la extraña mezcla entre Isdin y salitre, entre el galán y la dama de noche. Sin embargo, he disfrutado de las clases prácticas de coche que he dado sin cobrar, de las peleas por intentar matar bichos mientras doña bióloga salía a su defensa, de los debates sobre el ph, el cloro y el antialgas de la piscina, así como de su nivelación; de la persecución del sol a las 7 de la tarde, de baños con tormenta, de excursiones al Punto Limpio de Santoña y de limpieza general sin que nadie se entere, de las barbacoas y de las comidas familiares, de la maldita moto, de la tarde de peluquería alisándole el pelo, y de cantar a pleno pulmón David córtate el pelo. De paseos hasta el Brusco por la orilla,y de leer en la playa. De las discusiones, sin las que no formaríamos parte de la misma familia, por todo y por nada. De ver cómo crecen tus primos pequeños, ellas y ellos, por comentarios por los que te le comerías. Cómo molan tus ojos al sol... Parecen de cristal. De las noches de fiesta, de fiesta fiesta y de fiesta de pueblo, por supuesto. Conociendo a gente divertida y, cómo no, divirtiéndonos con la gente.Y de las tardes de batidos de avellana reconstruyéndolas, pegando detalles de los que si no una, la otra se daba cuenta. 
La verdad, ha sido un buen verano. :)
Lara

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