martes

el lote completo del tirano que quise ser en mi infancia.

De modo que ser adulto era esto:
tener un velocímetro que marca de 0 a 210,
pero no ir nunca a más de 60.
«¡Qué imbécil! Fijaos en ese imbécil, sentado en su banco, fingiendo hacer muecas porque está echando el bazo. Todo excusas. ¿No sería más sencillo, como dice Edith Piaf en la Vie en Rose, tomarla entre tus brazos, hablarle al oído, decirle palabras de amor, palabras normales y corrientes? Y decirle que en cuanto la ves sientes latir tu corazón. ¡Eh, qué estoy hablando contigo! ¿Me oyes? Claro que me oyes,es precisamente lo que te jode. ¡Pobre gilipollas! Y lo malo es que aún te queda mucho por llorar». 
Quiéreme si te atreves.

1 comentario:

  1. Me gustó muchísimo esta película cuando la vi. Es de esas de las que se te quedan trozos grabados,a los que no puedes parar de darles vueltas. Me ha gustado mucho lo que he leído de tu blog,¡me seguiré pasando por aquí!:)

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