domingo

La curiosidad, corrosiva como un ácido, le fluía imparable por las venas.


—Nadie se atrevía a reconocer su presencia o su ausencia. Y es que la ausencia, a veces, se percibe más que la misma presencia, sobre todo cuando se traduce en un suave impulso que sale del alma reclamando a la persona ausente.

De todo lo visible y lo invisible
Lucía Etxebarría

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