Brindar por ellas. Por esas personas con las que no puedes parar de reír
desde que llegas hasta que te vas, y por las que nunca sonríen y te dedican la
exclusividad de su sonrisa. Por las que te pasan el casco de música, oyendo
canciones que no dicen nada, pero que al escucharlas te llevan a construir castillos
de arena. Por esa gente de la que no cumples sus expectativas, pero que siguen
sin saber que tu prioridad es cumplir las tuyas. Por esas amigas que tiran de
cada comisura para sacar a relucir tus dientes y por los momentos en los
que salen sin sonrisa, gruñendo. Por aquel nuestro sueño de viajar a Australia, sólo por dar la vuelta al tiempo, al espacio y a las ideas. Por quienes despiertan nadie sabe dónde. Por los
que gastan de chicles de clorofila y de helados de yogurt. Por las personas que no
tienen paciencia, y porque algún día el mundo será de los impacientes. Por los
jueces que se desentienden de vacíos legales, a aplicar la analogía. Por los
valientes y por los cobardes. Por los que no saber distinguir la línea que
separa la mentira de la ocultación de la verdad. Por los que saben que los
enamoramientos sólo afectan a los zapatos de tacón, y porque las peores resacas
no sean sentimentales. Por todo ello, acordándome
de quienes fueron como coca-cola corriendo por mis venas y nunca lo
volverán a ser, de quienes lo son y seguirán siéndolo tiempo indeterminado, y de los que lo serán cuando aparezcan… Este
viernes, a vuestra salud.
Lara
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