Antes de haber apretado el gatillo debiste asegurar bien el objetivo.

Si piensas en darte por vencida, 

piensa antes en la razón por la cual 

te mantuviste de pie todo este tiempo

Tú sólo vives un poco más fuerte que los demás, como si no pudieses perder ni un momento. Siempre has sido así, no puedes dejar escapar una ocasión de vivir,  te aferras a cada oportunidad que te brinda la vida hincando las uñas con fuerza. Ya sabes, te gusta vivir de forma intensa. Es muy importante para ti, ¿verdad? Me refiero a la vida. A veces da la sensación de que tuvieses que vivir tres veces más que el resto para sentir lo que ellos. No está mal, pero claro, entiende que a veces nosotros no podamos seguirte el ritmo. Yo no sé, sencillamente no sé intensificar las cosas tanto. Siempre has querido todo, has intentado llevar las cosas al máximo, encontrar el apogeo final, y, cuando parece que se ha calmado, tratas de volver a subir. Lo que poca gente sabe es que en realidad, no estás dando todo a cada viaje. Guardas una pequeña parte de esa energía que te caracteriza por si te haces daño al caer. Porque no te asusta caer. No te da miedo estallarte, te tiras al precipicio sin red. Lo que te da miedo es que la herida no cicatrice. Por eso pasas de cero a cien en una décima de segundo, de pasión a razón. Me gusta cuando pones el corazón en lo que haces, pero te envidio aún más cuando eres capaz de racionalizar las cosas de manera que te hagan sufrir menos.

Paula Saiz Gómez.