domingo

un pedacito de melancolía

Encendió la cafetera, y fue a mirarse al espejo. Se le había corrido el rimel y su reflejo daba un poco de miedo. Decidió dejarse de mirar, cogió el café y se acercó a la estufa. Ya había echado leña, pero no terminaba de prender. Por fin, con ayuda del fuelle logró encenderla. El olor del café se entremezclaba con el de leña quemada. Se echó una manta por encima y se sentó cerca de la estufa. Empezó a pensar. Bueno, a lo mejor no había dejado de pensar en ningún momento. Llevaba unos días con una extraña sensación. Lo cierto es que no la estaba gustando, dado que podía enfadarse y desenfadarse con el mundo en décimas de segundo. Sentía por momentos que la alineación de los astros a ella no le afectaba, y que en su burbuja nunca ocurría lo que planeaba. Ese objetivo no se cumplía. Se cumplían objetivos anexos, pero nunca el principal. Le dio un sorbo al café. Intenso, amargo, fino. Tras terminarle, cambió la manta por un chaquetón enorme y salió a la terraza con un libro. Era la única forma de entretener la cabeza con algo de utilidad… Hay que ajustarse a la vida cuando ella no se ajusta a ti, y para ello es preciso abandonar la nostalgia, aunque sea por momentos. Decía Alfonso V “Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer.” 


Lara;

4 comentarios:

  1. cada vez me gustan más tus entradas Lara, los libros son los únicos que pueden hacer que dejes de pensar un poco en tu historia y empieces pensar en la de otros

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  2. jiji :D ese era el fondo de la entrada :) !

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  3. a lo mejor no habiamos dejado de pensar...

    me matas! TE ODIO!

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  4. nanaannaaa(8)... por algo será... jajaja

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