sábado

Prefiero fallar intentándolo que no llegar a saber nunca que hubiera pasado.

Nunca ha creído en las ataduras. Es más, siempre pensó que era una de las cosas que terminaban envenenando a las personas haciendo que se refugiasen entre ellos, sólo pudiendo sobrevivir dependientes de esa otra persona. Por su cabeza sólo pasaba la idea de que un corazón sólo puede subsistir libre, aunque quizá tuviera defectuoso ese concepto de libertad. A lo mejor libre e independiente no significa solitario. Libre es tener la posibilidad de elegir si contigo o con aquel, si sin nadie o con cualquiera, o si solo o contigo. Es autodeterminación de elección, el sopese de la balanza. Esa balanza de resacas sentimentales Vs. ganas de futuro, de utilizar a las personas Vs. desquite de dolor, de falta de ganas de sentir Vs. autonvencimiento de superación. Y cuando se pasa la época en que gana el cianuro de la venganza, en esa balanza no juegan ya sólo los sentimientos, sino también, y con un papel aún más importante, el miedo. Yo me sé de una a la que eso del miedo la da un poco igual, porque cuando empieza a sentir mucho se la olvida que existe, y termina tirándose de cabeza a piscinas sin agua. Porque confía en que algún día en vez de encontrarse un buen golpe, se verá buceando sin ningún tipo de dolor. Espera que alguien la diga que deje de pensar y empiece a nadar, que ya está completamente sumergida
Que sus brazos la logran atar mejor que cualquier cuerda. 
Lara

4 comentarios:

  1. Hola Lara.

    Muy buena entrada. Me he sentido identificada desde el principio hasta el final.

    Un beso.

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  2. oie que genial !!!
    es un poco una respuesta a lo que yo he posteado..

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