martes

un pedacito de nada.

Querido diario:
Hoy, para variar, me he tomado un café doble con tres cucharadas de azúcar nada más levantarme. Ya sabes, otra forma de endulzar el día. Leí en un libro que había que aprender a superar la amargura del café para poder disfrutar de su sabor, al igual que la vida. No siempre hace falta echar azúcar, hay que afrontar los problemas tal como vienen. Durante el desayuno me he acordado de ayer. Las imágenes de toda la noche pasaban por mi cabeza como diapositivas. Risas, miradas cómplices, diversión y más risas. Las fotos me han ayudado un poco. Me he puesto los cascos y he encendido el iPod. Timbaland me está empezando a gustar. Sí, ha sido la típica mañana que pasas escuchando una misma canción sin aburrirte y sonsacando significado a cada una de las letras, las frases, las estrofas. Don’t ever let me go. Lluvia. Más bien el diluvio universal. Una película de Audrey Hepburn, Phillip Pullman, romano. Un par de llamadas, un mensaje. Discusión por nada, como siempre. Las botas, fotos, Oslo, iPod, crêpes, primos. En fin, un día interminable de otoño. 


Att. Lara.

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