miércoles

Ohana significa familia. Y la familia nunca te abandona o te olvida.


Quizá se vea raro homenajear a las personas a destiempo. No en el día de su cumpleaños, o el día del padre, o el día de su santo. Sin embargo, no es a destiempo. Es homenajear a tiempo... 
Así, quería entrar en el tema para hablar de dos personas esenciales de mi vida.  Ya os imaginaréis quiénes. Son aquellas que me han enseñado todo lo que ahora soy, que no es poco. Me han hecho ver lo que es la responsabilidad de la familia, la importancia de estar unidos y de cuidar a nuestros mayores. El valor del trabajo y del esfuerzo. El concepto del compromiso y de la bondad. La fortaleza frente a las desgracias y la entereza para asumir lo que venga. La noción del respeto y la tolerancia. He aprendido tantas cosas de vosotros... Mejor dicho: sigo aprendiendo tantas cosas de vosotros...
Por todas esas discusiones. Por cómo uno me repite cincuenta veces las cosas, porque seguramente necesito veinticinco repeticiones; y el otro me echa la bronca y a mitad de frase cambia el tono para que parezca menos amenazante. Por todos esos detalles; por las nueces partidas y los cachos de naranja con chocolate; por las merienditas sorpresa. Por todos esos consejos, porque papá y mamá siempre tienen razón corazón. Por toda vuestra confianza y comprensión. Por la educación recibida. Por todo. Nunca estaré suficientemente agradecida. Sólo quería que lo supierais. Mamá deja de estar 15-M conmigo. Sois lo mejor que nunca podría haber esperado. Os quieru. David, a ti también

lunes

Todo en la vida son ciclos. No hay pérdidas, sino transiciones


Era una persona muy "de borrar". De borrar con la goma, hasta raspar el papel y si no resultaba, de echar típex. De eliminar, de arrancar ese capítulo del libro y hacerlo pedazos. ¿Para qué tener algo que no quieres? Esa era su justificación. Se deshacía de todo, de fotos, de teléfonos, de promesas. Como quien tira la basura. Era su forma de reciclarse. Era su forma de seguir. Había perdido la poca paciencia que tenía hacía tiempo y no permitía que nadie se creyese tener el poder para despreciarla. Prefería hacerlo desaparecer. En su lema estaba el antes actuar que recibir el puñal. Y así iba, como quería, con esa armadura inexpugnable. Lo que le hacía mal lo echaba de su vida. Entendía las etapas de la vida como jarros de agua fría, como dosis de realidad para pasar a lo siguiente. Para qué consentir que te traten de una manera o que te juzguen por algo, si no estuvieron en tu pellejo. Que eres libre, que nadie es quién. Y como la gran parte de las personas esto, o no lo entienden o cierran oídos y la mente, pues prefería ni tan siquiera molestarse en hacer ver. Recuerda esto: sólo te van a querer escuchar aquellos que te quieren. Y lo que debes tener para los demás es un jarro de agua fría y una destructora de papel
Que lo más importante en esta vida 
es poder conservar lo mejor del libro. 
Lara