martes

No vale construirse muros alrededor y luego quejarse de que nadie los salta.


Puede que no seas su primero, su último, o su único. Ella amó antes, ella puede amar de nuevo. Pero si ella te ama ahora, ¿qué más importa? Ella no es perfecta. Tú tampoco lo eres, y vosotros dos nunca seréis perfectos. Pero si ella puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, si admite ser humana y cometer errores, no la dejes ir y dale lo mejor de ti. Ella no va a recitarte poesía, no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de ella que sabe que podrías romper. No la hagas daño, no la cambies, y no esperes de ella más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enfadar y échala de menos cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen las chicas perfectas, pero siempre habrá una chica que es perfecta para ti


domingo

Me estás desmontando todos los esquemas. No pares.



Mejor que una mañana de Reyes. Que una bocanada de aire olor a salitre, que una chimenea en pleno enero. Que un  abrazo cuando te deshaces cual puzzle. Mejor que un perdón de tu hermano, que un batido tras volver de la playa, que un regalo inesperado. Mejor que un importante partido de fútbol ganado.  Que una lágrima de felicidad, que una foto perfecta, que el estreno de unos zapatos. Mejor que un beso en la cabeza, que la toalla al salir de la piscina, que un capítulo de Homeland. Mejor que el descubrimiento de una canción, que una noche de desenfreno, que una nota alta en una asignatura difícil. Que un no parar de reírse, que un sueño cumplido, que un zumo de limón. Digamos que eres mejor que todo eso. Decía Julien: Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, ¡qué gozada! Era lo mejor del mundo. Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, ¡éxtasis! Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la nocilla y los batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pill, Mariel, la pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los tratos del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro. Que todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y las rages más orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad. Mejor que la vida.
Tu guerra todas las noches (here) tu tregua cada mañana
.02
Lara 

jueves

Habla de mí a mis espaldas, para hacerme saber que estoy por delante.


En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: 
- ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? 
- Espera un minuto - replicó Sócrates. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro
- ¿Triple filtro?
-Correcto -continuó Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto
- No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y... 
- Bien -dijo Sócrates. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. 
- Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo
- No, por el contrario... 
- Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo
- No, la verdad que no. 
- Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil... ¿para qué querría saberlo